Este es el segundo
trabajo de cinco, donde pretendo, desde una profundidad académica y
bibliográficamente documentada, hacer claridad sobre las relaciones existentes
entre las tres luces -sabiduría, fuerza y belleza- con los Dignatarios del
Taller -venerable maestro, primer vigilante y segundo vigilante- como también
con los órdenes arquitectónicos clásicos -jónico, dórico y corintio. -
La sabiduría,
en la tradición masónica, no se concibe como mera acumulación de conocimientos,
sino como una capacidad de discernimiento espiritual que ordena el caos, da
sentido al símbolo y orienta la acción. Jules Boucher[1],
en El Símbolo Masónico, nos recuerda que “la sabiduría es el principio
ordenador del cosmos masónico, el verbo que estructura la obra, el pensamiento
que precede al acto”. Por ello, el venerable maestro no es simplemente un
oficial ritualista, sino la encarnación viviente de esa sabiduría que ordena
los trabajos, que ilumina el camino del aprendiz, y que vela por la armonía del
taller.
La teología masónica, entendida como
meditación sobre el misterio del ser y del principio, nos permite ver en la
sabiduría un atributo del G••• A••• D••• U•••.
En las escrituras, especialmente en los libros sapienciales, se presenta a la sabiduría
como un ser preexistente que estaba con Dios al momento de la creación: “El
Señor me poseía al principio de su camino, antes de sus obras de antaño” -Prov.
8:22-. Esta sabiduría no es otra cosa que el logos divino, la palabra
arquitectónica mediante la cual todo fue hecho. Así, cuando el venerable
maestro ocupa el oriente y se alinea con la columna de la sabiduría, está
simbolizando no una autoridad humana, sino una participación simbólica en esa
luz primera que todo lo ordena. Él representa, dentro del templo, al logos que
crea, instruye y armoniza.
Desde la
ontología, el lugar del venerable maestro es un punto de confluencia entre el
ser individual y el ser trascendente. Como señala Oswald Wirth[2]
en el simbolismo hermético “en sus relaciones con la alquimia y la
masonería, el venerable debe dejar de ser un simple individuo para convertirse
en un punto transparente de la manifestación del principio”. En este
sentido, el venerable maestro no "posee" la sabiduría, sino que se
vuelve su canal, su intérprete, su vehículo. No actúa por sí, sino por la luz
que representa. Por ello, toda decisión del venerable no puede ser un acto
personal, sino el eco de una escucha profunda, de un discernimiento espiritual.
La sabiduría no es un atributo que se impone, sino una resonancia que se
encarna.
Ética y
simbólicamente, la relación entre la sabiduría y el venerable maestro implica
un compromiso radical con la verdad, la justicia y la humildad. Como enseña
Walter Leslie Wilmshurst[3],
“la Sabiduría masónica no es mundana: es una cualidad del alma despertada,
una luz interior que ha sido templada por la experiencia, la meditación y el
sacrificio personal”. Un venerable sabio no es aquel que siempre tiene la
razón, sino aquel que sabe escuchar, que sabe callar, que sabe cuándo hablar, y
que, sobre todo, actúa en consonancia con los principios del arte real. Es un
servidor de la logia, no su dueño. Su autoridad no nace de su cargo, sino de su
coherencia, de su silencio fértil, de su capacidad de elevar y no de dominar.
Desde este
punto de vista, la sabiduría se manifiesta como un principio regulador de la
acción, como una brújula que mantiene orientado al taller hacia la verdadera
luz. Por eso, la columna no está en cualquier lugar del templo, sino en el
oriente: allí donde nace el sol, donde se inicia el día, donde se proyecta el
destino. El venerable que se sienta en ese trono no debe olvidar que no
representa su ego, sino la aurora espiritual del trabajo colectivo. Y como tal,
su función es guardar el sentido de la marcha, recordar el propósito, encarnar
el ideal.
En la
práctica, esto significa que toda tenida debe ser presidida por una actitud
interior de sabiduría, tanto en el ritual como en la administración, tanto en las
palabras como en los silencios. La armonía de la logia es un reflejo de la
sabiduría que la guía. Si el venerable se deja arrastrar por el orgullo, por la
arbitrariedad o por el formalismo vacío, la columna de la sabiduría se agrieta,
y el templo entero tiembla en su fundamento. Pero si mantiene el centro, si
trabaja sobre sí, si se deja fecundar por la luz, entonces el taller florece, y
los hermanos se elevan.
Así, la
sabiduría no es un objeto que se usurpa, sino una luz que se revela en el acto
justo, en la mirada compasiva, en la palabra precisa. Por eso, el oriente es
también un lugar de prueba: el Venerable es observado por el G••• A••• D••• U••• y por la conciencia
colectiva del taller. Su dignidad está sujeta al rigor del símbolo, y su voz
debe resonar como eco de la palabra verdadera, no como simple expresión de un
poder.
Referencias bibliográficas sobre la relación simbólica, espiritual y funcional entre el venerable maestro con la columna de la sabiduría
1. Oswald Wirth. El Aprendiz Masón: “el venerable maestro está asociado a la columna de la sabiduría porque es él quien, desde el oriente, hace nacer la luz del pensamiento justo y guía a los hermanos en la dirección de la obra espiritual.”
2. Walter
Leslie Wilmshurst. El significado de la Masonería: “El Venerable Maestro,
sentado al Oriente, representa el centro de Sabiduría de la Logia. No como un
hombre sabio, sino como quien encarna el Principio Sapiencial por el cual la
construcción masónica adquiere sentido.”
3. Jules Boucher.
El Simbolismo Masónico: “La columna de la sabiduría está en el oriente, no
por azar, sino porque allí reside el venerable maestro, en quien se espera que
la sabiduría ritual se transforme en discernimiento operativo.”
4. Albert
Pike. Moral y Dogma: “El asiento del venerable maestro al oriente no es un
trono de poder, sino el altar de la sabiduría. Desde allí se irradia la luz
necesaria para construir el templo.”
5.
Jean-Marie Ragon. Curso Filosófico de Iniciaciones Antiguas y Modernas: “El
venerable representa la sabiduría activa; es la mente directriz que da forma y
orientación a los trabajos, tal como la columna oriental sustenta el
pensamiento creador.”
6. René
Guénon. Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada: “La sabiduría es
principio axial del templo. El maestro que la representa en el oriente debe ser
símbolo viviente del logos que ordena y dirige.”
7. Manly P.
Hall. La masonería de los Antiguos Egipcios: “El venerable maestro está
entronizado en oriente, sede de la sabiduría, pues de allí proviene la primera
luz del entendimiento. El maestro es, por tanto, la personificación de la
sabiduría divina.”
8. Albert G.
Mackey. Léxico de la masonería: “El pilar de la sabiduría se sitúa en el
oriente, pues es responsabilidad del maestro planificar la obra. Él es la
personificación de la sabiduría entre los tres gobernantes.”
9. Dom
Pernety. Diccionario Mito-Hermético: “La sabiduría es la causa formal de
toda arquitectura simbólica; por eso el maestro venerable, como imagen del
principio intelectual, se sienta en su correspondencia.”
10. Carlos
Álvarez Ferrer. Masonería y filosofía: “la sabiduría que se deposita en el
venerable no es suya, sino que es prestada por el símbolo; él debe
transparentar la columna oriental que lo sostiene, no opacarla con su ego.”
11. Rafael
Melgar. La mística del Oriente Masónico: “el maestro ocupa el oriente porque
es allí donde la sabiduría se manifiesta como luz primera. Él es llamado a ser
su instrumento, no su dueño.”
12. Luis
Bonavita. Tratado de simbolismo masónico: “El venerable maestro y la columna
de la sabiduría forman una unidad simbólica: él encarna la capacidad de
discernir, de intuir el orden, de preservar el eje del templo.”
13. Ramón
Martí Alsina. Teología y simbolismo masónicos: “La Columna de la Sabiduría
no se entiende sin el Venerable Maestro, y éste no se comprende sin ella: ambos
son expresión de la misma verticalidad espiritual que guía a los
constructores.”
14. Salvador
Allende. Masón, discurso en R••• L••• Progreso Nº4: “el venerable maestro no
gobierna; orienta. Y lo hace desde la sabiduría que simboliza su trono
oriental, desde donde nace la luz que ordena nuestros trabajos.”
15. Gonzalo
Gallo González. Masonería y conciencia espiritual: “El venerable y la
columna oriental son inseparables: sin sabiduría no hay guía verdadera, y sin
guía, la logia es un cuerpo sin rumbo.”
[1]
Jules Eugène Boucher (28 de
febrero de 1902-9 de junio de 1955), fue un escritor, ocultista, alquimista,
masón y gran maestro francés. Su libro El Símbolo Masónico es utilizado como
un manual entre los masones franceses.Boucher publicó varios artículos sobre
alquimia y masonería en las revistas: Simbolismo, tu Felicidad e Iniciación y
Ciencia
[2] Oswald Wirth. (5 de agosto de 1860, Brienz,
Suiza - 9 de marzo de 1943) Gran conocedor de las tradiciones antiguas,
escribió varias obras que han llegado a nuestros días como auténticos clásicos
del mundo iniciático y el simbolismo, como los famosos manuales de Aprendiz,
Compañero y Maestro, El ideal iniciático, El simbolismo astrológico, El
simbolismo hermético y su relación con la alquimia y la francmasonería,
Hermetismo y francmasonería, La imposición de las manos, Tarot y el arte de la
memoria y Teoría y símbolos de la filosofía hermética. También es autor del
conocido como «Tarot de Wirth», uno de los más ampliamente difundidos en todo
el mundo.
[3]
Walter Leslie Wilmshurst (22 de junio
de 1867 - 10 de julio de 1939). fue un autor inglés y masón. Publicó cuatro
libros sobre la masonería inglesa y muchos artículos en La Revista de lo
Oculto. Libros: El significado de la masonería (1922), La ceremonia de
iniciación (1932), La ceremonia del fallecimiento, Notas sobre la Conciencia
Cósmica y Iniciación Masónica (1924).