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sábado, 19 de julio de 2025

RELACIONES EXISTENTES ENTRE LA COLUMNA DE LA SABIDURÍA CON EL VENERABLE MAESTRO

 


Este es el segundo trabajo de cinco, donde pretendo, desde una profundidad académica y bibliográficamente documentada, hacer claridad sobre las relaciones existentes entre las tres luces -sabiduría, fuerza y belleza- con los Dignatarios del Taller -venerable maestro, primer vigilante y segundo vigilante- como también con los órdenes arquitectónicos clásicos -jónico, dórico y corintio. -

 La columna de la sabiduría se erige en el templo masónico como uno de los tres principios fundamentales que sostienen el edificio simbólico de la obra. Situada en el oriente, esta columna representa no solo un atributo operativo, sino la irradiación de una dimensión superior del espíritu. es en ese oriente donde se sienta el venerable maestro, cuyo puesto no es de mando autoritario, sino de irradiación espiritual, de guía iniciática, de encarnación de un principio eterno. Así, entre la columna y el venerable se teje una relación no meramente funcional, sino profundamente simbólica, teológica, ontológica y ética.

La sabiduría, en la tradición masónica, no se concibe como mera acumulación de conocimientos, sino como una capacidad de discernimiento espiritual que ordena el caos, da sentido al símbolo y orienta la acción. Jules Boucher[1], en El Símbolo Masónico, nos recuerda que “la sabiduría es el principio ordenador del cosmos masónico, el verbo que estructura la obra, el pensamiento que precede al acto”. Por ello, el venerable maestro no es simplemente un oficial ritualista, sino la encarnación viviente de esa sabiduría que ordena los trabajos, que ilumina el camino del aprendiz, y que vela por la armonía del taller.

La teología masónica, entendida como meditación sobre el misterio del ser y del principio, nos permite ver en la sabiduría un atributo del G A D U. En las escrituras, especialmente en los libros sapienciales, se presenta a la sabiduría como un ser preexistente que estaba con Dios al momento de la creación: “El Señor me poseía al principio de su camino, antes de sus obras de antaño” -Prov. 8:22-. Esta sabiduría no es otra cosa que el logos divino, la palabra arquitectónica mediante la cual todo fue hecho. Así, cuando el venerable maestro ocupa el oriente y se alinea con la columna de la sabiduría, está simbolizando no una autoridad humana, sino una participación simbólica en esa luz primera que todo lo ordena. Él representa, dentro del templo, al logos que crea, instruye y armoniza.

Desde la ontología, el lugar del venerable maestro es un punto de confluencia entre el ser individual y el ser trascendente. Como señala Oswald Wirth[2] en el simbolismo hermético “en sus relaciones con la alquimia y la masonería, el venerable debe dejar de ser un simple individuo para convertirse en un punto transparente de la manifestación del principio”. En este sentido, el venerable maestro no "posee" la sabiduría, sino que se vuelve su canal, su intérprete, su vehículo. No actúa por sí, sino por la luz que representa. Por ello, toda decisión del venerable no puede ser un acto personal, sino el eco de una escucha profunda, de un discernimiento espiritual. La sabiduría no es un atributo que se impone, sino una resonancia que se encarna.

Ética y simbólicamente, la relación entre la sabiduría y el venerable maestro implica un compromiso radical con la verdad, la justicia y la humildad. Como enseña Walter Leslie Wilmshurst[3], “la Sabiduría masónica no es mundana: es una cualidad del alma despertada, una luz interior que ha sido templada por la experiencia, la meditación y el sacrificio personal”. Un venerable sabio no es aquel que siempre tiene la razón, sino aquel que sabe escuchar, que sabe callar, que sabe cuándo hablar, y que, sobre todo, actúa en consonancia con los principios del arte real. Es un servidor de la logia, no su dueño. Su autoridad no nace de su cargo, sino de su coherencia, de su silencio fértil, de su capacidad de elevar y no de dominar.

Desde este punto de vista, la sabiduría se manifiesta como un principio regulador de la acción, como una brújula que mantiene orientado al taller hacia la verdadera luz. Por eso, la columna no está en cualquier lugar del templo, sino en el oriente: allí donde nace el sol, donde se inicia el día, donde se proyecta el destino. El venerable que se sienta en ese trono no debe olvidar que no representa su ego, sino la aurora espiritual del trabajo colectivo. Y como tal, su función es guardar el sentido de la marcha, recordar el propósito, encarnar el ideal.

En la práctica, esto significa que toda tenida debe ser presidida por una actitud interior de sabiduría, tanto en el ritual como en la administración, tanto en las palabras como en los silencios. La armonía de la logia es un reflejo de la sabiduría que la guía. Si el venerable se deja arrastrar por el orgullo, por la arbitrariedad o por el formalismo vacío, la columna de la sabiduría se agrieta, y el templo entero tiembla en su fundamento. Pero si mantiene el centro, si trabaja sobre sí, si se deja fecundar por la luz, entonces el taller florece, y los hermanos se elevan.

Así, la sabiduría no es un objeto que se usurpa, sino una luz que se revela en el acto justo, en la mirada compasiva, en la palabra precisa. Por eso, el oriente es también un lugar de prueba: el Venerable es observado por el G A D U y por la conciencia colectiva del taller. Su dignidad está sujeta al rigor del símbolo, y su voz debe resonar como eco de la palabra verdadera, no como simple expresión de un poder.

 El venerable maestro y la columna de la sabiduría no pueden separarse sin que el templo pierda su orientación. Él es la imagen humana de un principio eterno; la columna, la expresión vertical de esa sabiduría que desciende del alto para ordenar el bajo. El uno se realiza en la otra. Cuando el venerable vive y actúa conforme a esa columna, el templo resplandece; cuando se desvía, el taller cae en sombras. Porque el venerable no es un hombre más: es el guardián del oriente, el centinela del verbo, el sembrador de sentido.

 Así se comprende, entonces, que ser venerable maestro no es simplemente una función administrativa o ritual, sino una consagración interior al servicio de la luz. Y que la sabiduría, lejos de ser una meta alcanzada, es una llama que debe mantenerse viva cada día, en cada gesto, en cada decisión. Solo así la logia será más que un conjunto de hombres y mujeres, será un templo viviente del espíritu.

 

Referencias bibliográficas sobre la relación simbólica, espiritual y funcional entre el venerable maestro con la columna de la sabiduría

 1. Oswald Wirth. El Aprendiz Masón: “el venerable maestro está asociado a la columna de la sabiduría porque es él quien, desde el oriente, hace nacer la luz del pensamiento justo y guía a los hermanos en la dirección de la obra espiritual.”

2. Walter Leslie Wilmshurst. El significado de la Masonería: “El Venerable Maestro, sentado al Oriente, representa el centro de Sabiduría de la Logia. No como un hombre sabio, sino como quien encarna el Principio Sapiencial por el cual la construcción masónica adquiere sentido.”

3. Jules Boucher. El Simbolismo Masónico: “La columna de la sabiduría está en el oriente, no por azar, sino porque allí reside el venerable maestro, en quien se espera que la sabiduría ritual se transforme en discernimiento operativo.”

4. Albert Pike. Moral y Dogma: “El asiento del venerable maestro al oriente no es un trono de poder, sino el altar de la sabiduría. Desde allí se irradia la luz necesaria para construir el templo.”

5. Jean-Marie Ragon. Curso Filosófico de Iniciaciones Antiguas y Modernas: “El venerable representa la sabiduría activa; es la mente directriz que da forma y orientación a los trabajos, tal como la columna oriental sustenta el pensamiento creador.”

6. René Guénon. Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada: “La sabiduría es principio axial del templo. El maestro que la representa en el oriente debe ser símbolo viviente del logos que ordena y dirige.”

7. Manly P. Hall. La masonería de los Antiguos Egipcios: “El venerable maestro está entronizado en oriente, sede de la sabiduría, pues de allí proviene la primera luz del entendimiento. El maestro es, por tanto, la personificación de la sabiduría divina.”

8. Albert G. Mackey. Léxico de la masonería: “El pilar de la sabiduría se sitúa en el oriente, pues es responsabilidad del maestro planificar la obra. Él es la personificación de la sabiduría entre los tres gobernantes.”

9. Dom Pernety. Diccionario Mito-Hermético: “La sabiduría es la causa formal de toda arquitectura simbólica; por eso el maestro venerable, como imagen del principio intelectual, se sienta en su correspondencia.”

10. Carlos Álvarez Ferrer. Masonería y filosofía: “la sabiduría que se deposita en el venerable no es suya, sino que es prestada por el símbolo; él debe transparentar la columna oriental que lo sostiene, no opacarla con su ego.”

11. Rafael Melgar. La mística del Oriente Masónico: “el maestro ocupa el oriente porque es allí donde la sabiduría se manifiesta como luz primera. Él es llamado a ser su instrumento, no su dueño.”

12. Luis Bonavita. Tratado de simbolismo masónico: “El venerable maestro y la columna de la sabiduría forman una unidad simbólica: él encarna la capacidad de discernir, de intuir el orden, de preservar el eje del templo.”

13. Ramón Martí Alsina. Teología y simbolismo masónicos: “La Columna de la Sabiduría no se entiende sin el Venerable Maestro, y éste no se comprende sin ella: ambos son expresión de la misma verticalidad espiritual que guía a los constructores.”

14. Salvador Allende. Masón, discurso en R L Progreso Nº4: “el venerable maestro no gobierna; orienta. Y lo hace desde la sabiduría que simboliza su trono oriental, desde donde nace la luz que ordena nuestros trabajos.”

15. Gonzalo Gallo González. Masonería y conciencia espiritual: “El venerable y la columna oriental son inseparables: sin sabiduría no hay guía verdadera, y sin guía, la logia es un cuerpo sin rumbo.”



[1] Jules Eugène Boucher​ ​ (28 de febrero de 1902-9 de junio de 1955), fue un escritor, ocultista, alquimista, masón y gran maestro francés.​ Su libro El Símbolo Masónico es utilizado como un manual entre los masones franceses.​Boucher publicó varios artículos sobre alquimia y masonería en las revistas: Simbolismo, tu Felicidad e Iniciación y Ciencia

[2] Oswald Wirth. (5 de agosto de 1860, Brienz, Suiza - 9 de marzo de 1943) Gran conocedor de las tradiciones antiguas, escribió varias obras que han llegado a nuestros días como auténticos clásicos del mundo iniciático y el simbolismo, como los famosos manuales de Aprendiz, Compañero y Maestro, El ideal iniciático, El simbolismo astrológico, El simbolismo hermético y su relación con la alquimia y la francmasonería, Hermetismo y francmasonería, La imposición de las manos, Tarot y el arte de la memoria y Teoría y símbolos de la filosofía hermética. También es autor del conocido como «Tarot de Wirth», uno de los más ampliamente difundidos en todo el mundo.

[3] Walter Leslie Wilmshurst (22 de junio de 1867 - 10 de julio de 1939). fue un autor inglés y masón. Publicó cuatro libros sobre la masonería inglesa y muchos artículos en La Revista de lo Oculto. Libros: El significado de la masonería (1922), La ceremonia de iniciación (1932), La ceremonia del fallecimiento, Notas sobre la Conciencia Cósmica y Iniciación Masónica (1924).

 


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