Autor: Jhony Vizcaino Vargas A••• M•••
En muchas tradiciones esotéricas y logias, la
forma en que nos sentamos es un acto cargado de simbolismo y propósito. Sin
embargo, es probable que esta instrucción se pase por alto en la actualidad, y
aunque se nos diga que debemos sentarnos erguido, rara vez se nos explica el
verdadero significado detrás de esta postura. Más allá de la mera corrección
postural, sentarse de manera adecuada puede ser una práctica que conecta
nuestra conciencia con la esencia misma de nuestra existencia.
Siguiendo con este
razonamiento,
la postura de sentarse va más allá de una simple norma de urbanidad o una
cuestión de "buenas costumbres". En realidad, la forma en que nos
sentamos puede tener un impacto profundo en nuestra conexión con el mundo
espiritual y con nosotros mismos. Cuando nos sentamos con la espalda recta, no
solo estamos adoptando una postura física correcta, sino que también estamos
creando una conexión simbólica y energética con el universo. Al sentarnos de
esta manera, nuestro cuerpo forma una escuadra perfecta, lo que representa la
unión de lo material y lo espiritual, y nos permite acceder a un estado de
mayor conciencia y conexión con lo divino.
En Masonería, sentarse correctamente tiene un
significado simbólico profundo:
- Disciplina y control; nos ayuda para dominar las pasiones
- Humildad y respeto; hacia los hermanos y la
logia
- Facilita la reflexión y meditación para el
crecimiento personal
- Fomenta la conexión y armonía entre los
hermanos
La postura correcta es esencial para cultivar estos
valores y crear un ambiente de respeto y crecimiento en la logia, al ser considerada la geometría y el ángulo recto, un sinónimo de
conocimiento superior, y si nos trasladamos a la época antigua, cuando había
que mantenerse largo rato en cuclillas para realizar tareas de molienda, cocina
o manufactura, luego aparece el taburete bajo, para descansar las piernas, sin
perder el acceso a los objetos del suelo.
En esta postura el peso del cuerpo descansa sobre la base de la columna
y las posaderas. En las casas de los potentados del Antiguo Egipto había una
silla y muchos taburetes. La silla era un instrumento simbólico, no laboral,
que realzaba el rango del jefe de la casa colocando su cabeza por encima de los
que trabajan en cuclillas o taburetes. Al igual que el trono de faraones,
emperadores o papas, no es un asiento que pretenda ser cómodo, sino comunicar
el poder de su usuario. O sea, dicho esto, y llevándolo a nivel simbólico,
siempre el tener el poder significaba tener un conocimiento superior, y ese, es
el conocimiento superior de un iniciado.
Al reflexionar sobre la antigüedad egipcia, notamos que solo los poderosos tenían el privilegio de sentarse en sillas en sus hogares. La postura de las estatuas, con su ángulo tronco-fémur perfectamente alineado, nos muestra cómo la silla diviniza al ser humano. El acto de sentarse se convierte en un símbolo de dignidad y poder. En el contexto masónico, este simbolismo se mantiene vigente. Al entrar en un templo masónico, nos situamos en armonía con el universo, y es ahí donde comprendemos la importancia de disponernos de manera recta y sincronizada. La rectitud se convierte en el fundamento que nos permite conectar con lo divino y alcanzar la armonía interior. De esta manera, la postura se transforma en un acto de reverencia y respeto, no solo hacia la tradición, sino hacia nosotros mismos y el universo que nos rodea.
Es por ello que al iniciar nuestras tenidas, El V••• M••• nos invita a trascender del mundo profano y sumergirnos en un
espacio y tiempo sagrados. Al acatar sus directrices y adoptar una buena
postura, no solo demostramos respeto por la tradición y la logia, sino que
también nos predisponemos para recibir el conocimiento y la sabiduría. La
postura se convierte en un acto de atención y devoción, permitiéndonos conectar
con la esencia de la masonería y absorber la energía positiva que se genera en
nuestras reuniones. Al prestar atención y mantener una postura adecuada, nos
aseguramos de salir de nuestras tenidas con un egregor poderoso, listos para
iluminar nuestro camino y el de nuestros hermanos. En este sentido, la postura
no es un detalle menor, sino un elemento fundamental para nuestra crecimiento
espiritual y nuestra conexión con lo divino.
Invito a nuestros queridos hermanos para que
este trabajo sea un recordatorio de la importancia, que en la vida hay muchas cosas que parecen
insignificantes pero que encierra un significado profundo, y solo cuando
comprendamos el verdadero significado que estos encierran, interiorizamos el
potencial que ellos demandan, por ello, la buena postura, no solo fleja la
rectitud del masón, sino la disposición de este para prepararse a recibir con
beneplácito, el néctar de la sabiduría y caminar por el sendero de la luz, que
nos convierte en conductores de energía e inspiración para nuestros hermanos y
seres queridos.
Mis hermanos la verdadera conexión con lo
divino se define por la atención y la disposición, más allá de la mera forma
física. Al comprender el poder del egregor y la energía que se difunde en
nuestras tenidas, solo ahí podemos aprovechar al máximo nuestra experiencia
masónica y convertirnos en fuentes de luz y sabiduría para aquellos que nos
rodean.
La logia es el lugar sagrado por
excelencia, donde la fraternidad y la
sabiduría se entrelazan para iluminar nuestro camino, y nosotros, como masones,
nos comprometemos a ser conductores de luz, energía e inspiración, llevando la
esencia de nuestra tradición a todos aquellos que buscan crecer y evolucionar
en su camino espiritual, sin embargo todo esto que parece dispendioso y
complejo comienza con algo tan sencillo como lo es nuestra disposición y
compromiso de sabernos sentar y mantener una buena postura.
Bibliografía:
1. Masonería, ética y moral – revista cámara
2. El venerable maestro, Silla de Salomón, Domenech
Josep
3. Formas de sentarse del masón, Samano Luis, La
fraternidad No 62