La injusticia social es un fenómeno mundial que ha degradado parcial o completamente la vida de muchas personas, sobre todo de aquellas que tienen limitaciones económicas. Esta situación impide un desarrollo pleno de cada individuo y condiciona la forma de vivir de quienes la padecen.
Así como en el mundo
hay injusticia social, Colombia tiene su propia historia, hechos que sin duda
han marcado a muchos y han dejado en evidencia la gran desigualdad que existe
dentro de esta sociedad. ¿Hasta cuándo durará esta realidad en Colombia?
Hoy en día se puede
observar en el diario vivir de los colombianos, una clara brecha entre ricos y
pobres. Esta realidad no se presentó de la noche a la mañana sino que surgió de
un proceso donde la economía colombiana asumió un modelo Neoliberal (menor
intervención del Estado en la economía), reemplazando de esta manera el Estado
de bienestar y, finalmente abriendo el mercado interno apresuradamente sin
medir las consecuencias a largo plazo.
Las grandes
corporaciones como las multinacionales han sido las que han recibido los
mayores beneficios de este modelo económico establecido en Colombia desde la
década de 1990, permitiéndoles apoderarse de la mayor parte del mercado
condenando por consiguiente a muchas empresas nacionales a la quiebra y a su
vez a una gran cantidad de personas al desempleo, la pobreza o incluso a la miseria.
Surgiendo los grandes contrastes sociales que permiten sostener la frase: “Los
ricos más ricos mientras que cada día los pobres están más hundidos en su
propia condición”[1].
Con lo mencionado se
puede mantener la idea de que el Neoliberalismo concentra las riquezas en unos
cuantos, sobre todo en aquellos que son dueños de los factores de producción
(tierra, trabajo y capital) y lleva por consiguiente a que el resto de los
habitantes sobrevivan con un pequeño porcentaje de los recursos generados en el
mercado nacional.
Actualmente, la mayor
parte de los países se encuentran regidos por el Neoliberalismo que además de
lo anterior, permite al hombre actuar libremente dentro de la economía, para
obtener de ella el máximo de los beneficios posibles. Sin embargo, lo que se
puede percibir en la sociedad colombiana es que no todos alcanzan algún tipo de
bienestar en sus vidas.
Los sueños de muchas
personas de mejorar su calidad de vida se han visto truncados por la corriente
económica que se ha tratado y es que las oportunidades que se encuentran para
satisfacer todas las aspiraciones son escasas y prácticamente las que se pueden
encontrar son opuestas a las que se querían hallar. Esto sucede con frecuencia
en el diario vivir y son una clara muestra de esta circunstancia las ventas en
los buses o en cualquier esquina de una determinada zona. Por ejemplo, algunos
habitantes del barrio el Paraíso -un lugar ubicado en el oriente y en una de
las salidas de Palmira-Valle del Cauca (Colombia)-, decidieron, sobre todo
mujeres, aprovechar la zona y la posición de su localidad para crear pequeños
restaurantes o comedores con el objetivo de generar ingresos para su sustento
diario.
Estas situaciones
permiten ver como algunos intentan trabajar en algo que jamás se hubieran
imaginado, pero que tuvieron que aceptar o incluso ingeniárselas, porque no
encontraron otra alternativa ante el desempleo que aqueja cotidianamente a
cualquier persona con limitaciones económicas.
El libre comercio es
una manifestación directa de este modelo económico a través del cual se
promueve entre los habitantes de la nación una lucha por alcanzar beneficios
personales, algo que se refleja, en una competencia que en la mayoría de las
veces, es desleal, corrupta y manipuladora pero que los colombianos deben
enfrentar, por el motivo de que es la única manera de sobrevivir económicamente
en un entorno donde el dinero es la gran riqueza que permite satisfacer las
necesidades básicas.
Según lo mencionado, se
observa como solo las personas con suficiente poder adquisitivo llenan todas
sus expectativas frente a las carencias que se puedan presentar. Por eso es
posible plantear que en la sociedad existe una desigualdad enorme que impide la
consolidación de una comunidad basada en la solidaridad, la tolerancia y el
respeto, porque el egoísmo del hombre lo lleva a buscar siempre la realización
de sus propios intereses.
El Neoliberalismo ha
hecho que: “todas las personas vean en las cosas materiales la verdadera
felicidad”[2]. Esta afirmación representa la conducta de la sociedad actual, en
donde el consumo de bienes y servicios es lo único que genera bienestar y
comodidad. De esta forma todos los individuos trabajan en función de esto,
tanto así que relegan a un segundo plano otras cosas como el desarrollo interpersonal,
debido a que se considera que hay que tener en grandes proporciones y con
tendencia a incrementar las fortunas alcanzadas, para poder estar bien y gozar
de una vida completamente tranquila. A partir de esto se evidencia como cada
colombiano lucha constantemente por cosas u objetos que le hagan aparentar
poder y riquezas. Es aquí donde cabe cuestionarnos entonces, ¿Valgo por lo que
soy o por lo que tengo?
La desigualdad que vive
la sociedad colombiana, trae como consecuencia pobreza, discriminación pero
sobre todo una comunidad totalmente polarizada, es decir que el ambiente que se
promueve segrega a la población y la vuelve totalmente insensible ante las
cosas que puedan afectar el bienestar de los demás, por ejemplo algún tipo de
insuficiencia en las necesidades básicas para vivir (techo, educación,
servicios públicos etc.).
Con lo anterior se
puede comenzar a vislumbrar, un concepto muy difícil de precisar, la injusticia
social, pero que se define aquí a partir de dos preguntas, ¿Qué es lo justo? y
¿Qué es lo injusto? Estos dos interrogantes tratan términos que son complejos
para definir, debido a que se pueden tomar desde diferentes puntos de vista.
Por ejemplo, Aristóteles dice en su obra Moral a Nicómano, libro quinto,
capitulo primero: “Lo justo será lo que es conforme a la ley y a la igualdad; y
lo injusto será lo ilegal y lo desigual...La injusticia no puede considerársela
como una simple parte de la virtud; es la virtud entera; y la injusticia, que
es su contraria, no es una parte del vicio, es el vicio completo”. Por su parte
Platón, en su Teoría Política, establece que: “Una persona justa es aquella
cuyo elemento racional, ayudado por la voluntad, controla los apetitos”.
Teniendo en cuenta los conceptos mencionados, definamos la injusticia social
como la desigualdad que existe en una comunidad ya sea política o
económicamente.
La inequidad es el
punto fuerte de la injusticia social en Colombia. Una muestra de lo que genera
esto son las personas que recogen cosas de las basuras para poder comer o que
duermen debajo de un puente. Estos sucesos demuestran el grado al cual algunos
hombres han llegado por la ausencia de recursos necesarios para tener una vida
digna y el por qué en la sociedad no encuentran la oportunidad necesaria que
les permita realzarse plenamente como personas.
Ante el poco bienestar
que tienen los individuos vulnerables o pobres, el Estado colombiano ha tratado
de generar mejores condiciones de vida para estos por medio de proyectos
financiados con dineros recaudados de mecanismos como impuestos. No obstante,
para que esto funcione tal como se espera, los dirigentes del país deben
canalizar los recursos en las necesidades de vital importancia para los
ciudadanos tales como: Educación, Salud y Vivienda, con el fin de mejorar
substancialmente la calidad de vida, reducir los índices de pobreza nacional y
promover el desarrollo de toda la comunidad.
Otra manera de actuar
del gobierno y que en ocasiones puede parecer contradictorio, por ser Colombia
un Estado Social de Derecho, se ha constituido en quitar parte del presupuesto
de la inversión social. De esta forma algunos sectores como la educación,
pierden su capacidad para mejorar los servicios prestados a las personas. Algo
que se traduce en una mala formación académica, pésima infraestructura de
algunas instituciones educativas o incluso el cierre absoluto de algunos
centros de salud por la falta de dinero. Una prueba de esto ocurre el barrio el
Paraíso donde la educación se presta precariamente, debido a que el colegio es
de una planta, de unos cuarenta metros cuadrados y solo cuenta con programas
educativos desde grado cero hasta quinto de primaria, además no tiene el cupo
suficiente para la población del barrio e incluso la zona de descaso es muy
pequeña para el plantel general.
A pesar de las buenas
intenciones del Estado en su afán por cumplir con todos sus deberes, ha tratado
de sacar adelante planes ajenos al bienestar del pueblo. Por ejemplo, el
gobierno actual ha destinado varios millones de dólares a la guerra, recursos
que sin duda se hubieran podido emplear para la construcción de nuevas
escuelas, hospitales etc. Es aquí donde el bienestar social del que tanto se
habla queda seriamente comprometido y cada persona puede darse cuenta de que la
administración nacional debe fijar claramente las verdaderas necesidades de sus
habitantes... si es que realmente el Estado colombiano quiere promover el
bienestar para los más pobres.
En Colombia son muchas
las necesidades que se deben suplir, pero como no se cuentan con los recursos
suficientes se debe distinguir inmediatamente cuáles son básicas y cuáles no lo
son, con el fin de que muchos individuos, sobre todo los más desprotegidos, se
vean beneficiados de forma total y no parcialmente como suele suceder en la
cotidianidad, a causa de la mala distribución que hacen las entidades
gubernamentales del dinero público.
La injusticia social ha
sido tratada por algunas personas con el fin de hacer politiquería,
aprovechando la ignorancia de las masas logran sus fines personales.
Las diversas carencias
que presentan los más pobres se han trasformado en la oportunidad perfecta para
que ciertos personajes del mundo de la política, engañen y jueguen con las
ilusiones de toda una sociedad que anhela un futuro mejor, con la única intención
de alcanzar su propio bienestar. Esto es una realidad que no se puede evadir y
que se tiene que parar. No es justo que algunos políticos de turno una vez que
han terminado su discurso de injusticia social, se deleiten con el mejor
almuerzo y el mejor vino, mientras que muchas personas intentan sobrevivir en
las peores condiciones, sin agua, vivienda y comiendo las sobras de los demás.
No se busca una
igualdad completa entre los habitantes de la nación, porque eso sería realmente
imposible a menos que se imponga un régimen comunista para tener una sociedad
más equitativa. Pero esta es una solución demasiado extrema a la desigualdad
que existe en Colombia. Quizás, lo que se deba hacer, es acabar con el
Neoliberalismo, pues es un modelo que sólo beneficia a unos pocos y a muchos
los conduce a tener una vida llena de miseria. Además porque promueve
indirectamente entre los individuos egoísmo y envidia, impidiendo que se
fomente una buena convivencia. Es por eso que se ha de plantear y fomentar una
corriente diferente con el fin de transformar este presente (una salida algo
difícil de realizar, debido a que los burgueses de la actualidad no estarán
dispuestos ha perder su hegemonía dentro de la sociedad), un objetivo que se
puede alcanzar si aquellos que sueñan con un cambio tienen, muy en claro, que
el hombre debe, por su condición y por sus cualidades naturales -pensar,
comprender y dominar-, no permitir que el medio o el entorno en el que actué
domine su voluntad y someta a todo un pueblo, sino por el contrario, debe hacer
que todo se encuentre no sólo a su entera disposición sino también que
contribuya al bienestar general.
[1]
En un contexto social, se hace referencia a la existencia de las clases
socioeconómicas fuertemente marcadas.
[2]
La búsqueda del hombre por obtener, cosas de valor comercial, que permitan gran
satisfacción en la vida por tenerlos bajo su poder.